ARRAIGO, EL

Prefacio

1. La naturaleza del arraigo
Introducción
Justificación
Planteamiento
Resumen
En el artículo 16 constitucional
En la reforma de 1917
En la adición de 1983
En la reforma de 1993
En la reforma de 1996
En la reforma de 1999
Su constitucionalización en la reforma de 2008
Su inconstitucionalización por la doctrina
En la adición de 2009

II. La constitucionalización del arraigo en las propuestas legislativas
Generalidades
Constitucional y procesal
Su constitucionalización
Su derogación y/o restricción
Su reducción

III. La interpretaciónjurisprudencial del arraigo
Los temas en materia de arraigo
Su interpretación de la Quinta a la Octava épocas
Su objeto
Su quebrantamiento
En los testigos en materia penal
En el interés jurídico
En la libertad personal
En los límites a la libertad personal
En la libertad de tránsito
En la libertad personal y de tránsito
Su interpretación en la Novena Época
Finalización de sus efectos
En un delito grave
En el juicio de amparo
En la violación de garantías
En violación a la libertad de tránsito
En la delincuencia organizada
En la consignación
En el plazo
En la ampliación del plazo
Los daños en materia civil y penal
Las diferencias y efectos en materia penal y civil
En el cálculo del tiempo
En la averiguación previa

Conclusiones

Bibliografía
Documentos
Documentos Internet
Legislación
Iniciativas de ley
Tesis jurisprudenciales

La figura jurídica del arraigo ha sido el centro de una discusión acerca de su constitucionalidad. Renombrados juristas y estudiosos del tema son categóricos al afirmar que esta figura es inconstitucional. A su vez, organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han manifestado su preocupación por la existencia del arraigo, entre otras razones, por permitir a la autoridad judicial a mantener privados de su libertad a individuos sin una acusación formal.

Basado en una documentada investigación, Bernardino Esparza presenta en El arraigo. Argumentos para su derogación constitucional los elementos jurídicos que demuestran que esa figura jurídica viola derechos fundamentales como el de presunción de inocencia y el de libertad personal, consagrados en el texto constitucional.

El autor pone de manifiesto la urgencia de derogar el arraigo de la Constitución porque se trata de "un instrumento jurídico no legitimado", cuyo empleo es uno de los nefandos resultados de la tristemente célebre Ley Federal contra la Delincuencia Organizada de 1996.

La postura que se plantea en este libro debe ser estudiada y analizada por los legisladores, para hacer del sistema de justicia penal uno que dé certeza y seguridad al ciudadano ante los actos del Leviatán estatal. Ojalá así sea en beneficio de nuestro país o, mejor dicho, más nos vale que así sea.