PIÑA GUTIÉRREZ JESÚS ANTONIO
En esta obra podremos conocer de qué manera las primeras experiencias de los gobernadores constitucionalistos morcaron poro siempre lo historia del Poder Ejecutivo en Tabasco. Lo disputa por el poder fue encabezado entre facciones del poder civil y del poder militar, siendo este último el que ganó la mayoría de las batallas.
El autor encuentra que el triunfo del militarismo se tejió de varias maneras en el estado. Un caso fue, quizó el más emblemático, el de Gregorio Méndez Magaña, quien de campesino y comerciante pasó a ser general nombrado por el presidente Benito Juárez. Pero sin lugar a dudas, los dos gobernantes que sentaron sus reales en Tobosco, moldearon la cosa pública durante 33 años, y que nos ayudan desde varios enfoques a comprender mejor los tendencias del Poder Ejecutivo, fueron Simón Sorlot y Abrohom Bandola.
Uno de los grandes descubrimientos que le dejará al lector lo presente investigación es la diferencia que hubo entre los Constituciones locales y el desempeño político y la labor legislativa desde el Poder Ejecutivo. Las Constituciones de 1825, 1831,1857,1890 y 1814, pero en particular la primera, fueron piezas jurídicas de avanzada para el gobierno y el pueblo; la capacidad intelectual para llevar a la práctica sus preceptos por porte de los gobernadores no estuvo a lo altura, y dejó mucho qué desear. Siempre la carta fue superior o los que lo debían hacer cumplir y a los que tenían que acatar sus mandamientos. A pesar de esta honda discordancia, el autor afirma que durante el siglo que va de 1814 o 1914 se consolidó el Poder Ejecutivo y triunfó el imperio de la ley en el estado de Tobosco, porque los cortos propiciaron que el pueblo y el gobierno tuvieran una mayor y mejor preparación política, a pesar de que en el camino hubiera desacuerdos y muchas muertes.
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