BARBIER, EDUARDO
La contratación bancaria ha sido y es el eje alrededor del cual gira y se desenvuelve la actividad. Ha sido a la vez el soporte jurídico de todas las operaciones y un mecanismo eficaz para vincularse con la clientela.
Tal protagonismo justifica por sí solo ocuparse suficientemente del fenómeno, sea desde una perspectiva general o en cuanto a los supuestos particulares. Es que la materia ha evolucionado de tal modo y despierta tal interés que siempre se encuentra una ocasión adecuada para volver sobre ella.
Sin embargo, la contratación bancaria ofrece la posibilidad de ocuparse de ella no sólo como un fin en sí mismo, sino también como un mecanismo adecuado para componer intereses, pero ya no sólo en atención al plano individual y concreto de los derechos subjetivos, sino también como recurso eficaz para neutralizar las distorsiones que se manifiestan potencialmente ante una comunidad indeterminada.
En efecto, una adecuada disciplina contractual puede constituirse en un elemento de inestimable valor para corregir distorsiones del mercado, para neutralizar ejercicios irregulares y aun para humanizar el quehacer económico, lo que tiene incidencia sobre las relaciones particulares y también sobre la dinámica negocial de un sector de la economía.
Y la disciplina contractual asume un rol de mayor trascendencia cuanto más se aleja la contratación de la posibilidad de adecuarse al postulado aparentemente inconmovible de la autonomía de la voluntad. Esto sucede al vincularse "categorías" con notorias diferencias estructurales, como cuando se conecta la empresa con los consumidores y usuarios o, en el caso que ahora nos ocupa, la empresa bancaria con la clientela no profesional.
$ 260.00 MXN$ 234.00 MXN
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