PRIETO SANJUÁN, RAFAEL A. / LONDOÑO ALVAREZ, LUIS FERNANDO
Presentación
Luis Fernando Álvarez Londoño, S.J.
Por qué no Habermas: del engaño liberal a la democracia radical
Ricardo Sanín Restrepo
¡Los milagros existen!
Análisis cultural sobre la crisis social y el papel de la dogmática jurídica
Juan Felipe García Arboleda
Apuntes para una rehumanización de la justicia penal: en busca de un modelo re-creativo del sistema penal desde las víctimas
Julio Andrés Sampedro Árrubla
Los defectos en la planificación como origen y causa de profundización de las crisis económicas y sociales
Fernando Castillo Cadena
Crisis de la seguridad social. Propuesta para su efectividad como mecanismo protector de necesidades sociales
Oscar Eduardo Moreno Enríquez
La regla de conflicto y la armonización del derecho de los contratos internacionales
Jorge Oviedo Albán
El jurista, los desastres y la construcción de la reglamentación internacional
Rafael A. Prieto Sanjúan
Las crisis sociales, las crisis económicas, la crisis ambiental, la deshumanización de la justicia, la inestabilidad jurídica internacional y los desastres son estos factores, en el contexto del derecho, una ausencia de principio de solidaridad, de criterio de responsabilidad o simplemente de insensibilidad humana, de corrupción ideológica o de políticas de Estado, tal vez todos ellos y de ninguna manera individualizados frente ante un mundo que pide justicia y sostenibilidad humana.
Por eso me atrevo con estas breves palabra de instalación del III Congreso del Doctorado en Ciencias Jurídicas y V Jornadas de Derecho Internacional, afirmar que sólo si la ética gobierna las costumbres y rige los modelos plenos del comportamiento humano, será posible un orden en la sociedad, una justicia profundamente humana más que condescendiente, un ecosistema más sano y una libertad plena en el ejercicio de sus facultades del mismo ser humano.
Cuando el célebre romano y erudito Cicerón se quejaba del estado de las cosas en su tiempo y exclamaba, "Oh tempora, Oh mores", no hacia otra cosa que lamentar la decadencia de una sociedad que ignoraba, entonces, las normas fundamentales de la ética, que es la ciencia de la moral y de las obligaciones del hombre consecuentes a ella.
No hay comportamiento alguno del ser humano que no esté ligado a la ética es decir a la moral, en lo personal, en lo familiar, en lo social, en la vida de los negocios, en las artes, en los oficios, en las profesiones, en el respeto por la naturaleza y la dignidad del ser humano.
Ella debilita por entero el pensamiento filosófico, la concepción del hombre como ser racional, la utilización de todo medio para subsistir, la organización social, el Estado, la justicia, la economía, la vergüenza del hombre, la política, el medio y toda relación de los seres humanos.
Sin ética no es posible ni la convivencia pacífica ni la justicia social ni la vida en un ecosistema amplio, generoso y profundamente soportable.
No hay comportamiento alguno del ser humano que no esté ligado a la ética es decir a la moral, en lo personal, en lo familiar, en lo social, en la vida de los negocios, en las artes, en los oficios, en las profesiones, en el respeto por la naturaleza y la dignidad del ser humano.
Ella debilita por entero el pensamiento filosófico, la concepción del hombre como ser racional, la utilización de todo medio para subsistir, la organización social, el Estado, la justicia, la economía, la vergüenza del hombre, la política, el medio y toda relación de los seres humanos.
Sin ética no es posible ni la convivencia pacífica ni la justicia social ni la vida en un ecosistema amplio, generoso y profundamente soportable.
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