Debo la posibilidad de escribir estas lineas al amable ofrecimiento que mi apreciado colega y querido amigo, Manuel Cancio, me hizo para que redactara una presentación a su obra sobre el injusto de la organización criminal. Cancio me brindaba, asimismo, la ocasión de que añadiera a su trabajo otro, escrito por mi algún tiempo atrás sobre un tema próximo. Con todo ello, de modo explícito, pretendía también proporcionarme un espacio para que replicara -si me parecía oportuno- a su postura, en la que habla considerado criticamente mi opinión. Pues bien, seguramente no es necesario decir mucho más para presentar al Prof. Manuel Cancio, quien, por otra, parte no precisa de presentación alguna en los términos académicos convencionales.
La anécdota relatada no deja de ser una manifestación más de un rasgo característico de la personalidad de mi muy estimado amigo Manuel: la generosidad. Generosidad para con todos, respeto á la Churchill por las opiniones y convicciones ajenas, idealismo académico, en fin, en un ámbito -el hispánico- poco proclive a tales devaneos. Pero si otros llevan en el pecado la penitencia, diriase que Cancio lleva en el mérito la recompensa. Al fin y al cabo, no creo que baya premio mejor (en este mundo).