Marafioti, en su luminosa introducción, explica lo desafiante que es la tecnología cuando entra a la sala de audiencias, un reto enorme para los tribunales populares y para un derecho probatorio diseñado según el arquetipo del Estado constitucional de derecho, modelo basado en conocimiento de las lecciones de la historia, en su desconfianza respecto de las trampas usuales que perpetran aquellos que detentan el poder de castigar, del que indolentemente se abusan para considerar probado lo incierto.
Las contribuciones específicas de este volumen asumen las distintas facetas de tratar esas cuestiones tan arduas. De ello proviene también el encanto de considerarlas. Desfilan así los embates de la prueba científica contemporánea sobre la motivación de la sentencia (¿quién decide: el juez o el peritaje?); los contratiempos para el conocimiento del juez que se presentan, en la actualidad, para sostener la eficiencia de un sistema de valoración como el de la sana crítica; el drama de los jurados populares a la hora de valorar las pruebas científicas del presente, en especial si se trata de las denominadas evidencias digitales, sin que por ello se devalúe una intervención eficaz del pueblo en los procesos penales.
Esos textos son los que publicamos aquí gracias a la iniciativa y el esfuerzo del profesor Marafioti, coordinador de esta obra que ahora ve la luz gracias a la proverbial generosidad del Dr. Rubén Villela, director de Editorial Ad-Hoc.