La práctica asistencial se caracteriza, en la actualidad, por la alta litigiosidad y la judicialización del acto médico. Estas características, que algunos tildan de una epidemia moderna, impactan en la comunidad médica y en la administración de justicia con un aumento en los reclamos por responsabilidad profesional, algunos de ellos con poca o escasa fundamentación.
Coinciden las más de las veces con resultados desfavorables, con quiebres en el estándar de cuidado. Son muchas las causas que pueden llegar a explicar este fenómeno pero, sin duda, una de las principales es la pérdida de confianza en la relación diádica entre el enfermo y su médico.
Estos juicios por responsabilidad profesional médica tienen un innegable marco jurídico procesal y un continente eminentemente médico, ya que lo que está en tela de juicio son las conductas médicas y/o quirúrgicas desplegadas en la atención de un determinado enfermo en circunstancias particulares. Este análisis de la conducta médica acorde a las circunstancias en que se lleva a cabo dicha atención es el fundamento del informe pericial médico.