Como se podrá observar a partir de la lectura de la obra que hoy nos ocupa, escribí la misma en mi carácter de experta en la materia, basada en mi actividad como tal, ejercida en su mayor parte en Francia, en el marco de los tribunales franceses. Uno puede preguntarse, entonces, en qué medida ella puede despertar interés en el público de lengua española, en los países donde el funcionamiento de la justicia no se ejerce, forzosamente, de la misma manera.
Sin embargo, en el curso de mucbos congresos internacionales, be podido constatar que todos nosotros, especialistas en la observación de la escritura, estamos confrontados, cotidianamente, con los mismos problemas, y en circunstancias completamente similares, cualquiera que sea el país en el cual vivamos y cualquiera que sea el alfabeto utilizado en los escritos que tenemos que examinar.
Teniendo en cuenta las características de la naturaleza bumana, la aparición de falsificaciones, sin duda, ba seguido de cerca la invención de la escritura. Es decir que desde la antigüedad, se ha planteado la cuestión de la autenticidad o no de un documento de origen dudoso.