A diario, las pymes tienen que lidiar con los impuestos. Son tantas las obligaciones formales a cumplir y es tan pesada la carga fiscal que deben soportar, que la planificación fiscal tiene cada vez más importancia. Por ese motivo, es vital realizar auditorías fiscales, internas y externas, con la intención de reducir los costos tributarios de las empresas.
Los objetivos principales de la auditoría fiscal consisten en poder demostrar que la contabilidad empresaria y sus estados contables reflejan razonablemente las contingencias tributarias, ciertas e inciertas. En el mismo sentido, ayuda a cuantificar en forma correcta las deudas y los créditos impositivos y previsionales existentes al cierre de cada ejercicio.
La auditoría fiscal interna, que trabaja como otro sector que integra la empresa, controla el correcto cumplimiento de todas las obligaciones legales y reglamentarias impuestas por el fisco nacional y por los diferentes organismos provinciales. Pero, además de controlar los cumplimientos, verifica que se estén aprovechando las ventajas que ayudan a reducir la carga tributaria de las empresas, tratando de maximizar de esta forma los beneficios fiscales totales.
La auditoría externa, que la realizan estudios externos, consiste en una mirada adicional que se realiza verificando el grado de cumplimiento fiscal de una empresa. Las tareas internas cuentan con escaso tiempo para planificar, están muy ocupadas con el cumplimiento de todas las obligaciones diarias; a ella se le acopla la mirada externa que la complementa, pudiendo dar fe a terceros.
Para el desarrollo de toda actividad económica, ya sea de producción, de comercialización o de servicios, previamente es necesario poder planificar la viabilidad del negocio, y de esta forma definir a priori los procesos y circuitos administrativos que tienen que cumplirse. La planificación debe realizarse al inicio y durante toda la gestión de la empresa.
Como resultado del análisis existen variables sobre las que se puede influir; por ejemplo, determinar los precios de venta que acepta el mercado, conocer la competencia que existe en relación con los productos o los servicios ofrecidos y llegar a cuantificar los costos totales en los que incurre la empresa para el desarrollo de su actividad.