Agotada la primera edición de este libro, nuevas circunstancias justifican su actualización. En primer término, las mutaciones producidas a finales del siglo XX que hicieron que el siglo XXI adquiriera nuevas dimensiones políticas, sociales y económicas. En
segundo, el enlace de cientos de millones de seres humanos a través de la prensa escrita, la radio, la televisión y la interconexión a la red de microordenadores. Esa conexión no significa el señorío del hombre sobre sí, sino el dominio de la información y la comunicación condicionando la conducta humana. Los medios malversaron su función abandonando el principio según el cual los hechos son sagrados y el comentario libre. Se hicieron trizas los límites de la capacidad humana de abstracción. A nivel planetario, con voracidad crearon una realidad virtual en la que impera lo efímero, sin otro significado que el del espectáculo informacional, donde la verdad material se convierte en casi imposible de conocer. Las imágenes emitidas a velocidad maquinal producen, lo quieran o no, lo busquen o no, la involución de la humanidad. La mente humana se encuentra colonizada por Internet y la televisión. De este modo, se ha acentuado la omnipotencia de los medios y su gravitación en las relaciones interpersonales que dan origen a la opinión pública y a la voluntad popular.