En la monografía de Paul van Geest encontrará el lector una exposición detallada y precisa de la lucha de Agustín, a lo largo de toda su vida, por mantener un equilibrio entre la palabra y el silencio acerca de Dios. A hablar estaba obligado como sacerdote y obispo. En la Escritura encontraba lo que Dios había revelado acerca de sí mismo. La palabra era una necesidad, para exponer la doctrina de la fe, para combatir los errores, para dar testimonio de la verdad. Pero precisamente para ello mismo se hacía inevitable la vía negativa, para no comprometer la verdad misma que nos sobrepasa, para no reducirla a lo que nosotros podemos entender y, en último término, para no tener la pretensión de dominarla. La aceptación de la ignorancia es también una forma elevada de conocimiento.
+ Luis F. Ladaria
Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.