No hay calidad sin equidad. No hay equidad sin atención a la diversidad. Y no hay atención a la diversidad si no se tiene en cuenta que cada persona aprende según su capacidad, su motivación, su estilo y su ritmo de aprendizaje. No hay una persona igual a otra, aunque todas tengan la misma dignidad esencial. De ahí el título del libro, que explicita metafóricamente la idea de que. hay dos tipos de alumnos en las instituciones educativas: los inclasificables y los de dificil clasificación. Cada uno, un mundo. No resultaría ni lógico ni ético pedirle a la que gallina lo que hace el águila ni al águila lo que hace la gallina.
El libro consta de tres partes atravesadas por la idea matriz de la diversidad: La organización, el liderazgo y la evaluación. Tres ejes sobre los que se sustenta la
estructura y el buen funcionamiento de las instituciones educativas.
Nunca se debe olvidar cuál es la principal pretensión de la actividad educativa institucional: formar personas críticas y solidarias que contribuyan a construir una sociedad mejor. Si el conocimiento que se adquiere en las instituciones educativas sirviera para engañar, dominar y explotar mejor al prójimos, más nos valdría cerrarlas. No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas. Es necesario formar no a los mejores del mundo sino a los mejores para el
mundo.
