El mundo de la actividad médica se ha convertido en un campo de profundo interés social y especialmente conflictivo, dado el carácter de los derechos en juego: la vida, la dignidad humana, la autonomía de la voluntad y la integridad física, y además de una noción más amplia y protectora del derecho a la salud, ha causado que la relación médico-paciente sea centro de constantes debates jurídicos.
En consecuencia, se ha dado un renacimiento de la importancia de los derechos de los pacientes como eje básico de las relaciones médico- asistenciales, y se pone en evidencia la necesidad de novedosos sistemas de protección de los usuarios, la escasez de normas que regulan la relación médico-paciente, la interacción cada vez más compleja de empresas médicas, proveedores y prestadores de servicios de salud, las secuelas del desarrollo de la informática y la tecnología, los avances genéticos y la globalización de la investigación científica, entre otros. Esta evolución con respecto al reconocimiento de los derechos de los pacientes (algo impensado en la medicina tradicional) concretó una desarticulación de la relación médico-paciente, ya que "el galeno se debió enfrentar a un sujeto portador de derechos con una determinada patología, y no simplemente a una patología portadora de un sujeto".