La hipoteca está hoy en el ojo de la crisis, de todas las crisis. Es señalada como responsable de la global pirámide financiera (des)organizada por expertos especuladores bajo la parsimonia complaciente de sus órganos reguladores cegados por el oropel que de la chistera salía (hipotecas subprime); responsable del sobreendeudamiento de las familias que señalaron al tiempo como el miserable canalla que debía pagar todas las deudas de lo que no se podrían permitir (Arcadi Espada, con la ayuda de Michael Lewis, dixit, El Mundo 19 de mayo de 2012) y éste, el tiempo, se ha mostrado como tal; responsable también por su cerrazón localista del desencuentro en las relaciones humanas y crediticias transfroterizas; responsable incluso, por su estática ineptitud de adaptación a estos vertiginosos tiempos, de la aparición de modernas formas más primitivas de garantía (fiducia cum creditore
) Aquí solo puede interesar una de esas crisis, que quizá se asome en todas las demás: la dogmática. Hoy el estudio de la naturaleza jurídica de la hipoteca es campo de barbecho: basta para dejarse andar en éste con el atenerse a las normas, ahora agobiadas además por urgencias que roban espacio a lo importante. Este libro nace de la insatisfacción de su autor por las consecuencias prácticas que de tal entendimiento al uso detecta en las hipote4cas que inscribe. El derecho real de garantía anda con pie forzado cuando se le pide que se mueva como el crédito.