El hombre como ser social inmerso en las múltiples dinámicas que presenta el Estado, en ocasiones no es capaz de desenvolverse por sí mismo, no obstante, el libre juego de las relaciones que presenta el mercado le permiten atender ciertas necesidades en función de sus posibilidades de inserción en la dinámica de la división del trabajo social. En este sentido, se puede advertir que el motor del actuar de los particulares es la búsqueda del lucro y por ende la ganancia, empero, coexisten también, una serie de necesidades vitales para el hombre que no pueden ser satisfechas por el mercado y que constituyen la esencia del interés público y del actuar de la administración pública, cuya satisfacción resulta vital para la vigencia de los derechos humanos y la estabilidad social. Pero es una realidad que las transformaciones del Estado-Nación han generado ciertos cambios tanto positivos como negativos de gran calado y hondura en la diversidad de aspectos de la convivencia humana, estando aun y siempre en un importante proceso de redefinición, las instituciones, la estructura y funcionamiento de la administración pública de la cual depende la adecuada satisfacción de los derechos humanos y la estabilidad social con igualdad y dinamismo económico en satisfacción del Estado de Derecho.