La discusión en torno a la construcción sistemática de la teoría del delito no se ha interrumpido en la ciencia alemana del Derecho Penal desde los días de la escuela de Hegel. Si bien ha conducido a alguna solución, como la representada últimamente por el sistema de V. Liszty BELING, que ha podido alcanzar una situación predominante durante un prolongado lapso de tiempo, periódicamente han surgido movimientos y direcciones opuestas que han puesto en duda las conclusiones obtenidas en un proceso constante de disolución y de disvalorización, o que han tratado de sustituir, en su totalidad por una nueva construcción los conceptos sentados. Hasta cierto punto, esta inestabilidad puede explicarse en virtud de los límites que la peculiaridad de nuestro pensamiento abstracto impone a la posibilidad de resolución del problema de orden sistemático que aquí se plantea.
