Este libro trata sobre discriminación y, de manera más específica, acerca de la reflexión filosófica y algunas dificultades cuando esta se refiere a la exclusión y el desprecio que se expresan colectivamente hacia ciertas personas y poblaciones. De manera afortunada, el día de hoy existe una amplia literatura acerca de la dimensión cuantitativa del fenómeno discriminatorio, pero parece haber mucho menos escrito acerca de lo que ocurre cuando nuestras herramientas de comprensión se enfrentan con aquel. En este sentido, la continuidad de la discriminación en el tiempo tiene que ver con que hemos aprendido a observarla como elemento indisociable de nuestra identidad colectiva y los mecanismos de integración social; además, con la creencia acerca de que algunas identidades o adscripciones grupales son depositarias naturales y hasta merecidas de tratamientos diferenciados. Así, situar a la discriminación en el terreno de la reflexión filosófica es una tarea compleja, pero necesaria dado que se trata de una cuestión que requiere precisión conceptual por su proximidad con diversas formas de daño a la dignidad humana, como la pobreza, la violencia o la impunidad es decir, hay que encontrar el género próximo; y, también, porque su fundamento son los prejuicios, estereotipos y estigmas que articulan el imaginario social y se reproducen a través del lenguaje con que nombramos a las personas y les asignamos espacios de aparición y ocultamiento, o sea, es necesario precisar la diferencia específica.