Vasco de Quiroga, Oidor de la Segunda Audiencia de la Nueva España en 1531, desde entonces y hasta su muerte en 1565, desempeñó el cargo de Obispo de Michoacán. Su labor más importante, a la cabeza de todos esos cargos, fue la defensa de la dignidad, vida y libertades de los indios naturales de las regiones particularmente las que comprendían la Ciudad de México y Michoacán, donde fundó sus famosos pueblos-hospitales de Santa Fe y el Colegio de San Nicolás. En la realización de sus ideales, enfrentó batallas legales con personajes de la talla de Martín Cortés, Bartolomé de las Casas y Juan Infante. Estos aspectos han sido tradicionalmente asociados a su vocación y formación humanista, pero pocos autores habían reparado en que ello formaba parte de una visión jurídica, más amplia, propia de su formación en la Universidad de Salamanca. Esta novedosa hipótesis que se desarrolla en esta investigación está sustentada en el análisis directo de los procesos judiciales en los que Quiroga fue parte, consultados en el Archivo General de Indias (AGI), Sevilla, España. Todo esto permite la lectura de un personaje que, a casi 500 años del inicio de su labor humanista en México, continúa teniendo una notable vigencia y su ideario de justicia social, sigue siendo una deuda pendiente, a la espera de realizarse.