Prólogo
Abbey, el rebelde
Avérchenki, el intemporal
Bashevis y la noma interio
Bashford, el molesto
Baudelaire, el prosista
Bechstein y la crueldad escondida
Bernal y Capek: entre mosquitos y salamandras
Bradbury, el vigente
Bulgákov, el antiburócrata
Bunker, el soplón
Dazai y el derecho a la muerte
Déry y la vivencia de la historia
Dick y la irrealidad
Dickens el burlón
Domínguez y la delincuencia electoral
Dostoievski, el humor para adoctrinar
Eco y liberación
El zombi como representación
Fang, o la vida como performance
Gógol y la lentitud procesal
González Suárez y Higgins: la hipérbole como derivación
Hardy y las damas
La justicia risible de John Mortimer, abogado y narrador
Leskov y el nacionalismo
Los jueces italianos y los mexicanos
Márai y la justicia
Martina Cole y la delincuencia
Mo Yan, el històrico
Melville y la burocracia judicial
Noll y la impunidad
Oakes y el Estado represor
Péter Pérez, el humor como crónica
Romero y el exquisito grotesco
Scerbanenco, el escrutador
Sharpe y el nuevo sistema penal
Shelley y la confianza en lo judicial
Smollett, el llorón
Svevo, el interiorista
Szilágyi y la conducta judicial
Thoreau y Wharton, el bosque central y el derecho natural
Tolstói y la avaricia judicial
Turguénev y James, los yernos incómodos
Twain, el humorista de hierro
Voltaire y Zadig
Winslow, la visión externa
Zola y la lucha laboral