El hombre de los hongos se publicó originalmente en 1976, en medio de un periodo de amplia vigencia del realismo mágico en
las literaturas de Hispanoamérica, y esto no es desde luego un dato que se pueda considerar sólo de manera accidental a la hora de entender varios rasgos de esta enigmática noveleta. Sin embargo, prescindiendo de que pueda o no adscribirse con exactitud a ese concepto, que como se sabe ha sido polémico, lo cierto es que desde un punto de vista más amplio y flexible, como el que proporciona el de las literaturas de irrealidad o no basadas en un pacto mimético, se trata de un relato que apuesta a lo extraordinario, a lo anómalo, incluso a lo absurdo, en su configuración del mundo ficcional.
