RODRÍGUEZ GÓMEZ, JUAN CAMILO
PRESENTACIÓN
Juan Carlos Henao
INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE:
Antecedentes: las disputas por la educación
Introducción
CAPÍTULO 1
Un ambiente hostil
La victoria pírrica
de la Humareda
Capítulo 2
La polémica benthamísta
El utilitarismo de Bentham
La primera polémica benthamísta
La segunda polémica o la querella benthamísta
La "cuestión textos": la controversia con Caro
Una confrontación que trasciende
Capítulo 3
Externado versus internado
Juicios sobre el sistema de externado en el Colegio del Rosario
Capítulo 4
Los estudiantes en la antesala de la Regeneración
La rechifla de abril de 1880 y los disturbios en el Colegio del Rosario
Las constituciones de 1654 en vilo
SEGUNDA PARTE:
Nicolás Pinzón Warlosten antes del Externado
Capítulo 5
El joven Pinzón Warlosten
El Alcanfor en la guerra de 1876 y 1877
Culminación de los estudios y afianzamiento ideológico
El periódico La Reivindicación
Servicio diplomático
Capítulo 6
Pinzón Warlosten regresa a Colombia
Se avizora la guerra
El cura Tomás Escobar y el "Liceo de la infancia"
Las elecciones de septiembre de 1884
Incorporación del Colegio del Rosario a la Universidad Nacional
Capítulo 7
1885: Amputación de la calentura radical
Comienzo de la guerra de 1885
Nicolás Pinzón en la guerra de 1885
Los hijos de La Humareda
Proclamación de la Constitución de 1886
El Externado: después de las tinieblas espero la luz (Post tenebras spero lucem)
TERCERA PARTE:
El primer Externado: 1886-1895
Capítulo 8
Un Externado: orientación ideológica y primer plan de estudios
Apertura del Externado
Primer año de actividades
Símbolos y diplomas: el escudo y la cucarda del Externado
Capítulo 9
Los prospectos de 1887
Las tesis del primer Externado
Traslados a la plaza de Camilo Torres y a la calle de la Alameda
Capítulo 10
Dos curas en el Externado: el padre Federico C. Aguilar y fray Pedro Moro
Un ambiente tenso y de presagios adversos
Capítulo 11
El reglamento de 1889: organización y principios
La escuela anexa al Externado y los profesores en 1890
Capítulo 12
Una rectoría compartida: Santiago Pérez y Nicolás Pinzón W.
Santiago Pérez: balance de su rectoría y retiro del Externado
En medio del Syllabus y del pecado del liberalismo
Un balance de labores. El positivismo
Capítulo 13
La muerte de Nicolás Pinzón Warlosten
La Guerra Civil de 1895 y la clausura del Externado
ANEXOS
N.1 - Profesores y funcionarios del primer Externado, 1886-1895
N.2 - Estudiantes del primer Externado matriculados y graduados, 1886-1895
N.3 - Prospectos de 1887
N.4 - Reglamento del Externado, 1889
N.5 - La reivindicación. Un atentado
N.6 - Victorias del Externado
N.7 - Ilustración y educación
N.8 - La ley de los caballos
N.9 - El Externado
N.10 - El Externado
N.11 - El Externado
N.12 - Aniversario
N.13 - El Externado (Páginas para mi hijo)
N.14 - El Externado
En un reportaje en el 2003, le preguntaron a Fernando Hinestrosa: ¿Qué deudas pendientes tiene con la Universidad? Respondió: "La historia del Externado". En aquella ocasión se le indagó, además, sobre su visión del futuro de la Universidad Externado de Colombia y al respecto indicó: "Fiel a su espíritu de nacimiento y de siempre. Independiente, altiva, libertaria, democrática, solidarista, exigente académicamente, éticamente intransigente. Formadora de ciudadanos plenos, autónomos, con fe en una patria civilizada e igualitaria. Prestante, respetada dentro y fuera del país, a la vanguardia en la calidad, en la innovación, en el descubrimiento y el estímulo de vocaciones de docentes e investigadores, en la percepción de las necesidades del país en materia de formación profesional y el hallazgo de respuestas acertadas".
En tales palabras palpita la esencia del Externado, su solidez y su porvenir, fundados en el propósito inicial que se recoge en su historia y se renueva con la fidelidad al origen. Esto es más cierto aún si se considera que los desafíos a los que se enfrentó el Externado en su fundación y a lo largo de sus primeros años no han sido superados por la sociedad en el siglo XXI. El espíritu reaccionario acecha y las conquistas de la humanidad, en ámbitos como las libertades públicas, la ciencia y el conocimiento, se desvanecen y de nuevo es deber luchar por ellas. Es el reto de mantenerlas, vivificarlas, fortalecerlas, para darles perdurabilidad. Se trata de no claudicar frente al compromiso que adquirió Nicolás Pinzón Warlosten en 1886 al asumir, como bien lo señaló uno de sus alumnos, "la responsabilidad universitaria de la democracia". Lo hizo con ahínco, sin arredrarse, sin pedir permiso, con el respaldo Fernando Hinestrosa. El último caballero radical. Reportaje de Miguel Méndez Ca macho, Bogotá, Universidad Externado de Colombia. 2003. p. 59. de un temple inquebrantable, forjado en la razón y la educación, como el que cristalizó en el primer Externado, cuando para todo se debían hacer venias y genuflexiones a los poderes eclesiástico y civil ante los que no se inclinó.
Los primeros nueve años del Externado fijaron una impronta, una tradición, unos ideales, que constituyen la luz que no se extingue, Lux non occidat, como se plasmó en el escudo de los "hijos mayores", aquellos graduados que obtenían el carácter aportado no solo por el título, sino a través del paso por sus salones de clase en los que se formaron como librepensadores, individuos autónomos, garantes del esfuerzo propio pero solidario, respetuosos de las diferencias. Nació, además, el Externado en medio de las tinieblas pero con la confianza en superarlas: Post tenebras spero lucem, voz latina que se adoptó en el escudo de sus "hijos menores", quienes ingresaban a la casa de estudios para ver la luz del conocimiento y por esa vía ayudar a disipar el oscurantismo en el que había caído el país.
La quijotada de Pinzón Warlosten es real: ¿Cómo fundar un establecimiento de educación, un "instituto libre" como se lo caracterizó, en momentos en los que todas las adversidades contrariaban ese tipo de iniciativas? ¿Por qué se la jugó por un plantel de educación en el que "los principios fundamentales, el criterio científico y las aplicaciones prácticas" constituían sus atributos?, y esto en tiempos en los que la educación en el país retornaba a la tomística, a la ley natural, a la fe derivada del dogma católico, por supuesto, en claro entronque con la política del conservatismo. ¿Por qué y cómo defender las ideas liberales en momentos en los que con violencia se las proscribía? Precisamente tal fue la opción del fundador y de los liberales radicales que se sumaron a su proyecto, profesores y estudiantes así como familias que confiaban en el Externado, desalentados por el fanatismo político que guerra tras guerra acrecentaba el estéril derramamiento de sangre. La elección del civilismo, de la laicidad, de la educación moderna, fue la alternativa planteada por estos radicales derrotados en las guerras anteriores y excluidos ahora de la participación política. En los salones de clase, y en la conciencia formada en sus educandos, se construía entonces un nuevo sendero para mantener encendida la luz ilustrada que pudiera sacar al país de la umbrosa estructura que lo constituyó a partir de 1886.
No deja de ser una paradoja, en cierta forma explicable, que en la historia de la educación colombiana la mención al Externado se limite a unas pocas palabras. En la historia política, social o cultural, se le asigna menor espacio. Tal ausencia de reconocimiento se debió, de una parte, al prolongado velo conservador que nutrió tales perspectivas.
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