THIERS,LOUIS A.
DE LAS MATERIAS QUE CONTIENE ESTE LIBRO
Prólogo del traductor
Carta del Excmo. Señor don Vicente Vázquez Queipo
Introducción
LIBRO PRIMERO DEL DERECHO DE PROPIEDAD
CAPITULO I. Origen de la controversia actual
CAPITULO II. Del método que debe seguirse
CAPITULO III. De la universalidad de la propiedad
CAPITULO IV. De las facultades del hombre
CAPITULO V. Del empleo de las facultades del hombre o del trabajo
CAPITULO VI. De la desigualdad de los bienes
CAPITULO VII. De la trasmisión de la propiedad
CAPITULO VIII. De la donación
CAPITULO IX. De la herencia
CAPITULO X. De la influencia de la herencia sobre el trabajo
CAPITULO XI. Del rico
CAPITULO XII. Del verdadero fundamento del derecho de propiedad
CAPITULO XIII. De la prescripción
CAPITULO XIV. De la invasión de las cosas por la extensión de la propiedad
LIBRO SEGUNDO DEL COMUNISMO
CAPITULO I. Del principio general del comunismo
CAPITULO II. De las condiciones inevitables del comunismo
CAPITULO III. Del comunismo con relación al trabajo
CAPITULO IV. Del comunismo con relación a la libertad humana
CAPITULO V. Del comunismo con relación a la familia
CAPITULO VI. Del claustro o de la vida común entre los cristianos
LIBRO TERCERO DEL SOCIALISMO
CAPITULO I. Del socialismo
CAPITULO II. De los padecimientos sociales
CAPITULO III. De la asociación y de su aplicación a las diferentes clases de obreros
CAPITULO IV. Del capital en el sistema de la asociación
CAPITULO V. De la dirección de las empresas en el sistema de la asociación
CAPITULO VI. Del trabajo a destajo
CAPITULO VII. De la supresión de la competencia
CAPITULO VIII. De la reciprocidad
CAPITULO IX. Del derecho al trabajo
CAPITULO X. Del carácter general de los socialistas
LIBRO CUARTO DEL IMPUESTO
CAPITULO I. De la manera de gravar la propiedad por medio del impuesto
CAPITULO II. Del principio del impuesto
CAPITULO III. De la repartición del impuesto
CAPITULO IV. De las diferentes formas del impuesto
CAPITULO V. De la difusión del impuesto
CAPITULO VI. Del bien y del mal que puede producir el impuesto
CAPITULO VII. Conclusión
¿Por qué se ha puesto en tela de juicio la propiedad, instinto natural del hombre, del niño y hasta del animal, objeto único y recompensa indispensable del trabajo? ¿Quién ha podido conducirnos a semejante aberración, de que no se ha visto ejemplo en tiempo alguno, en ningún país, ni aun en Roma, donde al disputarse sobre la ley agraria se trataba únicamente de repartir la tierra conquistada al enemigo? ¿Quién ha podido hacerlo?
Cierto que no todos los partidarios de una revolución social quieren sacrificar la propiedad en el mismo grado. Unos quieren abolirla por completo y otros en parte. Estos se contentarían con remunerar de otra manera el trabajo, y aquellos quisieran proceder por medio del impuesto; pero todos, cual mas, cual menos, atacan a la propiedad para cumplir la especie de apuesta que han hecho prometiendo realizar una revolución social. Es, pues, necesario combatir todos estos si temas odiosos pueriles y ridículos; pero desastrosos; nacidos, como una multitud de insectos, de la descomposición de todos los gobiernos que plagan la atmósfera en que vivimos.
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