BUENO DELGADO, JUAN ANTONIO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I. ESTADO DE LA CUESTIÓN
I.1. LA SINTONÍA ENTRE LA IGLESIA Y EL IMPERIO ROMANO CRISTIANO
I.1.1. El reconocimiento del Primado de Roma
I.1.2. El pseudocesaropapismo de Justiniano
I.2. SACERDOTIUM ET IMPERIUM
CAPÍTULO II. LA CONTROVERSIA DE LOS TRES CAPÍTULOS
II.1. PRECEDENTES PRE-JUSTINIANEOS DE LOS TRES CAPÍTULOS
II.1.1. Nestorianismo
II.1.2. Monofsismo
II.1.3. El Henotikon
II.2. PRELIMINARES JUSTINIANEOS
II.2.1. La destitución de Antimo I
II.2.2. El edicto de los Tres Capítulos
II.3. REACCIONES AL EDICTO
II.4. LA AMBIGÜEDAD DEL PAPA VIGILIO
II.5. EL CONCILIO DE CONSTANTINOPLA DEL AÑO 553
II.5.1. Disyuntivas
II.5.2. Desarrollo de las sesiones
II.5.3. La capitulación del Papa Vigilio
CAPÍTULO III. ALCANCE Y CONSECUENCIAS DE LA CONTROVERSIA
III.1. LA PRAGMATICA SANCTIO PRO PETITIONE VIGILII
III.2. PELAGIO, SUCESOR DE VIGILIO
III.3. EL CISMA DE AQUILEA
III.4. LA POSICIÓN DE OCCIDENTE
III.5. LA REPERCUSIÓN DEL CONFLICTO EN HISPANIA
III.6. TRASCENDENCIA DEL EDICTO
ANEXOS
Anexo I. Professio fdei de Justiniano
Anexo II. Reconocimiento de la sede romana como Autoridad eclesiástica más elevada, (constantinopolitana segundo lugar)
Anexo III. Unidad de las Iglesias y reconocimiento de la supremacía de la sede apostólica romana y de la Autoridad del Papa (Carta de Justiniano al Papa Juan II)
Anexo IV. Carta enviada por Ibas, Obispo de Edesa, a Maris de Persia
Anexo V. Henotikon
Anexo VI. Sentencia contra los Tres Capítulos. II Concilio de Constantinopla del año
(Octava sesión)
Anexo VII. Anatematismos sobre los Tres Capítulos
Anexo VIII. Pragmatica sanctio pro petitione Vigilii
Mapa para mejor ubicar geográfcamente el conflicto
Uno de los mayores problemas que Justiniano tuvo que abordar en relación con su política religiosa es el referido a la cuestión monofisita, de la que tratamos en el Capítulo II del presente estudio, titulado «La controversia de los Tres Capítulos», donde se analizan con esmero una serie de acontecimientos que llevaron al Papa y al Emperador a posicionamientos enfrentados y que desembocó en un nuevo Concilio V celebrado en el año 553 en la capital del Imperio; que, a nuestro juicio, no cerró adecuadamente las heridas abiertas en la corriente monofisita, ni en la doctrina católica, ni impidió el cisma de parte de algunas Iglesias occidentales, como tendremos ocasión de constatar en el Capítulo III.
El edicto de los Tres Capítulos, promulgado por Justiniano en el año 543, o 544, es una de las consecuencias de la disputa cristológica habida entre el nestorianismo (o difisismo) que defiende la radical separación entre las naturalezas divina y humana de Cristo y el monofisismo que sostiene que la naturaleza humana y la naturaleza divina de Cristo se confunden en una sola, como unión hipostática de Dios y el Verbo.
Tras algunos fallidos intentos de reconciliación entre ambas posturas, como la celebración de diversos Sínodos y Conferencias, o la promulgación en el año 482, por Zenón, de un decreto de unificación, conocido como Henotikon, Justiniano promulgó el edicto de los Tres Capítulos, por el que se condenaban los escritos de tres Obispos nestorianos: Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro, e Ibas de Edesa. Dicho edicto tenía como finalidad atraerse a los monofisitas y acercar a los cristianos no calcedonianos hacia la ortodoxia calcedoniana, pero los católicos consideraron que la adhesión a la condena de los Tres Capítulos comprometía los dictados del Concilio de Calcedonia, por lo que las reacciones no se hicieron esperar. Ante tal situación el entonces Papa Vigilio se abstuvo de suscribir el edicto. Por su parte, los monofisitas tampoco estimaron conveniente alinearse con la posición imperial, que interpretaron como un ataque a su doctrina.
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